Premio Pébéo-Fluctuart de Arte Urbano: Paul Gavlois

11/07/2022

Con motivo de la 6ª edición del Concurso Internacional organizado por Pébéo, encuentro con Paul Gavlois

¿Podrías presentarte a ti mismo? ¿Cómo definirías tu práctica artística?

Soy un artista visual de 26 años y vivo en Montreal. Nací en Nueva Caledonia, y allí es donde comenzó mi acercamiento a la pintura a través del tag y del grafiti, técnicas que practico desde hace más de 10 años. A los 18 años, tuve la oportunidad de viajar a Canadá para estudiar historia del arte y luego artes visuales, lo que cambiaría mi concepto de la pintura y mi visión del mundo. Mi práctica artística se centra en la representación del movimiento gestual del cuerpo en la pintura, a través del grafiti y, más concretamente, del tag. Se sitúa en la continuidad del expresionismo abstracto y el automatismo, y pretende resaltar la disociación entre la razón y gesto intuitivo.

¿Qué quieres expresar a través de tu obra?

Mi deseo es llevar el grafiti, y más concretamente el tag, a un espacio visual sin pasar por la idea limitante de la simple transposición del tag de la calle a un soporte, sino más bien apostando por el proceso creativo, donde la escritura del gesto se impone a través de la espontaneidad y el descontrol. Mi enfoque de la escritura se combina con gestos de desaparición, borrado, superposición y recuperación, inherentes a la condición efímera del grafiti. La espontaneidad, la rapidez y la «brutalidad del gesto pictórico» subrayan la energía del pintor de la vida moderna, que interactúa con la ciudad y sus representantes. Mi obra de pintura tiende hacia centrarse en el proceso, y así busca representar la energía plástica y transgresora del grafiti, sin llegar a basarse en la estética formal de este. Procuro recrear ese automatismo que depende del momento, del estado psicológico en el momento de la realización, para conectar el arte con la vida

¿Cuáles son tus fuentes de inspiración como artista?

CelPor típico que pueda parecer, sencillamente la vida cotidiana. Observar cómo se articula una ciudad bulliciosa es simplemente adictivo, especialmente de noche. Pasear de noche, acompañado solo de rotuladores y pintura. Así es cómo se han producido mis encuentros visuales más hermosos.

¿Ha habido alguna interacción o encuentro que te hayan marcado especialmente en tu carrera?

Cada encuentro, bueno o malo, lleva a la reflexión. Pero hay uno que destacaría por razones obvias, y que es el encuentro con otro grafitero que llevaría a la formación del dúo Mad Rats.

¿Qué te llevó a presentarse a este Premio de Arte Urbano?

Debido a la singular situación sanitaria que todos hemos vivido, el mundo de la cultura se había desmoronado: todos los festivales, eventos y exposiciones se habían cancelado. Durante este periodo oscuro, vi la convocatoria del concurso como una oportunidad para recuperar algo de color y vida. Además, no es habitual que se deje espacio a los jóvenes artistas emergentes, especialmente en un medio como es el arte urbano. Todo ello me llevó a presentar mi candidatura.

¿Podrías hablarnos de la obra que has presentado al Premio?

El lienzo forma parte de una serie de tres pinturas titulada «El Juicio de Paris». Con este proyecto he querido explorar la interacción de diferentes formas de gestos in situ y el aspecto casero que puede dar un color sólido, por contraposición al gesto pictórico. El uso de pintura en aerosol como herramienta de elección siempre ha sido obvio. Primero por su estética, fuertemente vinculada al grafiti, y luego sobre todo por su capacidad de adaptarse a los movimientos gestuales del cuerpo de manera constante e ininterrumpida. Así, la superposición de colores se basa en los trazos realizados con aerosol, resaltando la gestualidad y el efecto de movimiento. Estos colores planos con formas espontáneas reflejan lo que se puede encontrar en una pared de exhibición, con estos rastros de batallas publicitarias que van desde los carteles rasgados a las superposiciones y el recubrimiento. Los colores azul y rosa que utilizo de forma recurrente en mi obra son el resultado de un alejamiento voluntario de la rotulación asociada al grafiti clásico. El color se utiliza como personificación del artista; un elemento ligado a su estilo y que, por tanto, permite descifrarlo. En el ámbito del grafiti, estamos acostumbrados a trabajar juntos para ganar en rapidez y eficacia: el azul y el rosa hacen referencia a esta complicidad entre dos individuos. Lo que también me interesa en este proceso de acumulación es la creación de nuevas formas y composiciones que, colocadas instintivamente, llegan a estructurar y crear un nuevo todo, tendiendo al impacto visual directo que buscan los taggers. Así se representa la interacción de todos los factores que intervienen en la vida urbana.